La fibra alimentaria hidrosoluble juega un papel fundamental en el control de la absorción de la glucosa (así como de los ácidos grasos y de colesterol)  y para mantener normal o incluso reducir la glucemia.

Una vez ingerida, la fibra forma un gel con el agua presente en el intestino delgado (bebed siempre antes y después de comer) que actúa en las vellosidades intestinales: “puertas” a través de las cuales las moléculas nutrientes presentes en los alimentos pasan del intestino a la sangre administrando la entrega gradual de la glucosa y delos ácidos grasos en ella. Esto impide que se produzcan incrementos rápidos y brucos de la glucemia después de la comida.

Es necesario tomar al menos dos porciones de vegetales en cada comida para garantizar una dosis adecuada de fibra alimentaria, capaz de mantener bajo control y reducir la glucemia, de evitar el pico glucémico y producir menos insulina. Sin embargo, actualmente no es común consumir abundante verdura y hortalizas.

Además, el gel intestinal que se forma en el intestino completa su acción cuando llega al colon, donde encuentra miles de millones de bacterias, que se dividen en amigas y enemigas del intestino. El gel desempeña una acción prebiótica, favoreciendo las bacterias amigas. Esto permite reducir la “globosidad” intestinal que a menudo se manifiestan en el abdomen durante la noche por la presencia de grandes volúmenes de gases intestinales.

Si sufres de diabetes, es muy importante que sigas una alimentación rica en fibra, esta puede ayudarte a manejar mejor la diabetes y reducir el riesgo de complicaciones.

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