El verano invita a disfrutar del sol y el agua, y la piscina se convierte en uno de los destinos favoritos para refrescarnos. Sin embargo, el cloro, indispensable para mantener el agua libre de bacterias, puede tener efectos no tan agradables sobre nuestra piel. Desde sequedad y tirantez hasta irritaciones o picores, el contacto frecuente con este químico puede alterar la barrera natural de la piel. Por eso, es fundamental adoptar una rutina de cuidado adecuada para proteger y restaurar la salud cutánea tras cada baño.

¿Qué efectos tiene el cloro en la piel?

El cloro actúa eliminando microorganismos, pero también arrastra aceites naturales de nuestra piel, debilitando la capa lipídica que la protege. Esta pérdida de hidratación puede dar lugar a:

  • Sensación de tirantez.
  • Descamación o sequedad.
  • Picor o enrojecimiento.
  • Mayor sensibilidad en pieles atópicas o con tendencia al eccema.

Si bien no debemos alarmarnos, sí conviene prestar atención, especialmente si acudimos con frecuencia a la piscina o si tenemos la piel sensible.

Pasos para cuidar tu piel tras la piscina

  1. Ducha inmediata con agua templada
    Enjuagar el cuerpo al salir del agua es clave. Ayuda a eliminar los restos de cloro y otros productos químicos antes de que penetren más en la piel.
  2. Usa un limpiador suave
    Opta por un gel de ducha sin sulfatos ni perfumes intensos. Los productos suaves, respetuosos con el pH de la piel, son ideales para evitar mayor irritación.
  3. Hidratación profunda
    Este paso no puede faltar. Aplica una crema o loción hidratante justo después de secarte, cuando la piel aún está ligeramente húmeda. Esto mejora la absorción y ayuda a restaurar la barrera cutánea.
  4. Refuerza tu rutina en casa
    Si vas a la piscina a menudo, puedes incorporar una crema nutritiva antes de dormir para una hidratación más intensa, especialmente en codos, rodillas y otras zonas más secas.
  5. Protege también tu rostro
    El rostro es más sensible y requiere cuidados específicos. Usa un limpiador facial suave y una crema hidratante adaptada a tu tipo de piel. Si tu piel es propensa a la irritación, consulta con un profesional para encontrar la rutina adecuada.
  6. No olvides la protección solar
    Aunque el día esté nublado, la exposición al sol sigue activa. Elige un fotoprotector resistente al agua y renuévalo con frecuencia.

¿Y qué pasa con los más pequeños?
La piel infantil es más delicada. Tras la piscina, asegúrate de secarla bien, aplicar una hidratante adecuada para su edad y evitar el uso de productos agresivos. Ante cualquier signo de irritación persistente, lo ideal es consultar con un profesional sanitario.

El cloro no es enemigo, pero sí necesita que cuidemos nuestra piel para evitar sus efectos secundarios. Con pequeños gestos tras el baño, conseguimos mantener la piel sana, flexible y protegida durante todo el verano.

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